23/7/07

A ti... amada mía

Cuando al tratar de tocar tus manos,

brota de mí la desdichada pregunta

¿Has de saber que yo te amo?

Pero tú no me das respuesta alguna.


Quizás no sabes cuanto te deseo,

como un volcán que arde por dentro,

pero mal pareces el magma

que de sólo mirarme me matas.


No entiendo aún por qué tu desprecio

¿Qué hice para merecerlo?

Debe ser que no te fui sincero,

o talvez creerás que no te quiero.


¡Ay de mí! Muero por ti

y no sabes ni siquiera por qué;

si tan sólo mis palabras escucharas,

entenderías del mal que me causa tu desdén.


Sólo pido que al menos tus ojos

vuelvan su mirada hacia mi rostro.

Y déjame así, rendido ante ti…

para saber lo que, realmente, es vivir.

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