1/9/07

En defensa de la naturaleza

Bajo las sombras de los sauces,

donde descansan las praderas

y revolotean todas las aves…

¡eh ahí! El Paraíso de las Camelias.


Cuando brilla el sol sobre los montes

y el río pasando está a través de los bosques,

los animales juegan, se abren las flores

y el aroma se confunde con sus colores.


Bendito lugar en que perenne está la alegría

y puedes respirar libertad todos los días.

Así como las nubes vuelan en el cielo

y las estrellas brillan en todo el universo.


Tanta bondad alberga el lugar

que de sólo pisarlo vas a soñar,

que has llegado al sitio ideal

donde poder vivir y descansar.


Pero hay algo que anda mal…

¡El Paraíso de las Camelias no existe más!

Alguien entró y sin permiso abusó

de las maravillas que se le ofreció.


Su nombre es HOMBRE y no sabe pensar:

destruye lo que le rodea, aunque sea vital

para él y para todos los demás…

¡Cómo es posible que sea racional!


En fin, pronto el día llegará

en que su ambición lo hará estallar;

y sólo, frente al destino, acabará…

¡Sus días contados ya están!


El tiempo raudo ha de pasar

y entonces el Paraíso volverá a renacer,

y bajo el suelo el hombre existirá

y perderá el don de su gran poder.


Volverá, para todos, la alegría;

habitará entre nosotros el amor;

cuyo aroma recuerda la fantasía

del aquel entonces: “mundo mejor”.


Y entonces los pajarillos cantarán,

las aves volverán a revolotear,

las praderas verdes descansarán

y bajo el sauce reinará la paz.

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