Cuanta ilusión guardé en ti querida,
cuanto amor desprendieron mis heridas
aquellas que construiste en mi desdicha
de tratarte cual diosa que me diera la vida...
Porque sí, hoy me doy cuenta,
hoy de los ojos retiro esta venda...
que ciego me mantuvo de tu desdén
fingido amor que nunca llegó a ser.
Confié en ti como nadie,
desposité en ti mis esperanzas...
Pero mira tú como me pagas,
como si nada de lo que hice te vale.
Pero no más, ya no más...
Hoy acabó para mi la desgracia
de haberte amado cual idiota
que aspira conquitar a una ingrata.
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