9/12/07

Leyenda de un titán

Era de titanes… ¡Guardad la leyenda!
No son simples historias las que aquí se cuentan:
Érase una vez un inocente mancebo
que cubríase de valor por llegar primero…

¡Soy el que busca la aventura! ¡Soy único en verdad!
No podéis antes haber visto ser tan formidable,
pues como caballero soy un guerrero ideal
y con sable invencible, no dudéis… ¡Contratadme!

Llegaba presuroso para una misión real:
¡Se necesitaba buen mozo para rescatar a la emperatriz!
Era de suma urgencia poder hallar al personal
que cubra tremenda hazaña… ¡Y que no cometa desliz!

Por ello lo escogieron… ¿Qué podían perder?
Además, con tal valentía, no había mejor candidato.
¡Tomad las armas! ¡Partid de inmediato!
Fue entonces que salió, y junto a él, su corcel.

Lo que le esperaba… ¡No era lo que pensaba!
Cuando al malvado encontró, de verlo se espantó:
¡Dios me libre de peor desgracia!...
¡Sabes que de mirarme por poco ya me matas!
Se trataba de un ogro peludo y gigante
que tras sus manos la emperatriz gritó:
¡Salvadme pronto! ¡Me devorará en un instante!
Así que el joven, raudo, lo atacó.

Primero blandió la espada, y luego una patada
en la cola… y para que le duela se la pisó.
Entonces la bestia, muy amargada, lo cogió
entre las manos… ¡Vaya que lo sorprendió!

Pero nuestro héroe es muy audaz,
por lo que rápidamente se pudo escapar.
Luego de ello, lanzó sin trastabillar
su espada hacia el ojo del ogro… ¡Qué agilidad!

Cegado cayó, ante los pies del salvador.
Y la emperatriz enteramente agradecida
un cargo importante le cedió:
Jefe de su armada real… ¡Qué maravilla!

Y bueno, aquí el relato llegó a su fin.
Sabed pues lo que el valor te puede ofrecer:
una aventura, un reino, una mujer…
¡Lo importante es que debes confiar en ti!

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